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martes, 10 de noviembre de 2015

28 de Noviembre

Hay días que me apetece escribir, pero no encuentro la forma de recrear con las palabras oportunas, esos pensamientos que, de alguna u otra manera, se apelotonan en mi cabeza. Tal vez, la manera más sencilla, sea divagar sin un rumbo establecido, hasta que las propias palabras ya escritas, dictaminen de forma imaginaria, un camino, en el cual, como muchas otras veces, poder describir de forma resumida, el caos que observan mis ojos, al mirar en sentido contrario al establecido.  

Recuerdo, cuando al regresar de Hondarribia, a Lesaka, un control ilegal de la Guardia civil, nos retuvo a una compañera y a mi, en el cual, de forma práctica, me explicaron durante 4 cortas Horas, lo que era la democracia española y los derechos de todo ciudadano. 

Recuerdo también, como estando en Orereta, mi madre me llamo por teléfono, para comunicarme como la policía, había acudido a mi casa a buscarme y al no dar conmigo, la indicaron que debía de presentarme en la audiencia nacional, y que no me "escapara".

Recuerdo también, como al llegar a la audiencia nacional, resultó ser el día del juicio al comando Barcelona, todo lleno de cámaras, recuerdo ver la cara agraciada de Baltasar garzón, recuerdo la estúpida pregunta del secretario del Juez, al preguntarme si (después de esperar 8 horas) quería que el juez me tomara declaración, o prefería esperar al día siguiente, supongo que la respuesta de "si me pagas un hotel y me indemnizas la espera" debió de sentarle bien. Recuerdo las preguntas estúpidas del juez y recuerdo aquel escupitajo que como ceremonia al salir de ese edificio franquista, deje como muchos otros tantos.

Recuerdo conversar con Arantza Zulueta ahora presa e incomunicada..., antes y después de haber pasado por el juez, recuerdo como mis teléfonos quedaban pinchados, recuerdo los seguimientos de esos individuos que con o sin placa tendrán siempre mi desprecio.

Recuerdo cuando fui a visitar el Pueblo mapuche, recuerdo como desde el primer momento de poner los pies en Chile ya nos estaban controlando, recuerdo como en la frontera de argentina hacía chile, nos retuvieron, quitaron el pasaporte y nos mandaron de regreso a argentina, no pudiendo entrar en el País por otros 4 años.

Recuerdo las detenciones a mis compañeros de Askapena, recuerdo las peripecias en la universidad de Gasteiz como parte de la junta de estudiantes, recuerdo la visita a los presos con su multa correspondiente, recuerdo también, las largas horas por carretera para llevar a los familiares a visitar a sus familiares presos.

Recuerdos todos esos controles ilegales de carretera, recuerdo el temblar de mis piernas, junto con el odio que, ni mil horas de relax, pueden acallar.

Yo no podre estar en la manifestación del día 28 de noviembre por la AMNISTIA de los presos políticos vascos, no por ello dejaré que mi pensamiento auné en pro de su puesta en libertad.

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