Mes de cambios, donde un año más llama a la puerta y cientos de recuerdos se acumulan en la retina, con ganas de brotar e inundar los últimos días, con sonrisas y lágrimas, de forma inestable, como el propio mes, nos otorga su clima.
Últimamente han aumentado mis escritos, últimamente, los sentimientos brotan sucesivamente, creando una intranquilidad, que ha de ser calmada, aunque dicha labor, no sea tarea fácil.
Hace días que no te escucho, hace días que colapsas mi mente y traes al presente, momentos del pasado, daría cualquier cosa por una breve sonrisa, por una efimera luz, que de un soplo de calida energía a este túnel oscuro, interminable y frío.
Poco a poco llega el aroma de un oasis, dentro de este asfixiante desierto.
Los resquicios de un mar salado, impregnan aún mi piel, mientras los sonidos de los pájaros, invaden los latidos y ponen en marcha la locomotora de las ideas locas, que traerá cambios y dejará atrás, esa oscuridad que todo lo abarca y tan mala sensación deja.
Momentos lejanos brotan e inundan los rincones previamente inundados. Un mar de ideas avanza sin pausa, cubriendo un terreno árido, cultivando semillas a su paso.
Toca colocarse las zapatillas y caminar, un largo camino nos separa de ese abrazo que hará brotar esas semillas una vez el destino abra sus puertas.
La cuenta atrás comienza.
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