Estaba pensando en ti y se me ocurrió escribirte. Me aventuré a pensar como hace 6 años y medio, decidiste dejar todo para emprender un viaje, que a día de hoy, no ha terminado.
Llegaste a un país, sin conocidos a los cuales acercarse. Llegaste con la idea de irte, de no quedarte, o tal vez, nunca llegaste.
Solo por curiosidad es que llegaste, para de alguna forma, conocerme, al menos se, que es por eso, el por qué te quedaste.
Me pregunto que fue de ti, donde te has metido. Dicen que la curiosidad mató al gato, y quien sabe, si a ti, te pasó lo mismo.
Es difícil saber, cuando fue, que perdi tu rastro. Es Difícil para mi, no poder darte hoy, ese ansiado abrazo.
Recuerdo tu mirada directa, penetrante e inquieta.
Recuerdo tus abrazos, fuertes, intensos, de los de cortar la respiración, de los que no se olvidan, de los eternos.
Recuerdo los silencios, los cuales me contaban tus secretos. Recuerdo esa mirada perdida, mientras los golpes en aquel control ilegal, hacian de ti, un muerto en vida.
Recuerdo las noches en vela. Las sonrisas perdidas.
Viniste a conocerme y te convertiste en mi, te convertiste en mi y dejaste de conocerme.