Hoy soy yo quien opta por escribirte. Acostado, escuchando el tic tac del Reloj, con una bombilla encendida y un aire caliente, se encuentra tu mente cabalgando entre los acontecimientos, que como gotas de agua, van saltando a medida que una lancha va surcando las aguas, de un río en calma.
Estaba preguntándome que será de ti, ahí, solo, en ese país frío, diferente, burocrático... conservador, de buena cerveza, buen vino blanco, mala comida y un asco de fruta en el supermercado.
Supe que no te dejaron volar en marzo, ni tampoco pudiste venir en abril ni en mayo... me dijeron que en junio y julio tampoco pudiste volar y se que en septiembre tampoco vendrás.
Ambos sabemos, que en octubre, no te dejaran volar, y que este año, las navidades, alejado de tus seres queridos, deberás por obligación, pasar.
Me gustaría que me contaras, quetal es la vida en el extranjero, quetal se vive esta plandemia, que azota a casi todo el mundo, quiebra las economías, endeuda a las clases pobres, enriquece a las clases altas, mata a las clases bajas, hace desaparecer por arte de magia las demás enfermedades, hace que los poderes fácticos, los políticos y mandamases, se preocupen como nunca de la salud de ese pueblo, años antes abandonado y silenciado, mientras en el mundo, llevamos décadas, observando, como muchas enfermedades van matando a cientos de personas a diario, sin que a nadie de los que ahora mismo les importamos, hagan nada por solucionarlo. Vemos también, como todos esos niños que de la noche a la mañana importan, siguen muriéndose de hambre y sed, mientras esas clases altas, que desbordan los medios de comunicación, con noticias en pro de la salud de sus ciudadanos, se atiborran a comida, que no pueden terminar y privatizan el agua que a todos debería llegar..
Me gustaría, que me dijeras, que se siente, viéndote encarcelado en un país sin barrotes físicos, con libertad de movimiento, aunque este se vea truncado a la vez, por un test y una cuarentena obligada.
Me encantaría que me dijeras, si el 6 de septiembre del 2012, debería de tomar el avión, que me llevará para Alemania, me gustaría, que me informaras, si merecerá la pena, cambiar mi forma vida al 100% o debería de buscar alguna otra alternativa, que llevará a mi persona a otra vida, con otros recuerdos, otros pensamientos, otros conocidos, otros barrotes, otras prohibiciones, en definitiva, si sería más conveniente llegar a otra cárcel, con otras normas, otros paisajes, misma soledad y por qué no, mismas preguntas.
Hecho de menos nuestras conversaciones silenciosas, nuestras tardes tranquilas al son de las olas del mar. Aún recuerdo tu mirada inquieta, tus contestaciones punzantes, los paseos en coche, sin rumbo aparente. Aún recuerdo.
Tengo tantas cosas que contarte, tantas formas de iniciar la narración, tengo tantas cosas, tanta ilusión o tal vez no tenga nada, solo un vago recuerdo alimentado cada día por esa sensación que uno va acumulando, hasta que llega un momento, que ya no hay más espacio, para que otras sensaciones puedan acceder a los rincones perdidos, de ese mundo, mal llamado pensamiento.