Recuerdo la visita hace años al parque de covadonga, recuerdo la fabada que inesperadamente nos sirvio aquella abuelita, te acuerdas? También recuerdo el descenso por el sella y todos los barbos enormes que rodeaban nuestro cayak, mientras intentabamos sortear a las demás embarcaciones que nos precedian. Recuerdo cuando en covadonga metiste la zapatilla blanca en un regalo que dejo en la campa una de las vacas, recuerdo la expresión de tu cara, la complicidad en nuestros ojos, las risas que después vinieron.
Me viene también a la cabeza el día que me recogiste en coche en la rotonda de durango, y nos encaminamos a pasar la tarde a Garaio. Recuerdo las conversaciones que tuvimos a los largo de los 10 km? Que duró el recorrido, mientras fuimos rodeando el embalse, recuerdo ese abrazo que me diste y la amistad que pese a la distancia, sigue perdurando, recuerdo como después de tantos años, nos hemos visto a ver y nos hemos hechado esa juerga que tanto hacía falta.
Como olvidar las largas conversaciones en el instituto. Aún guardo como un tesoro, aquellas agendas, que soliamos llenar de cómics, aquellas escapadas en el recreo, aquellos teatros espontaneos en plena calle, simulando ser alguna de las profesoras que tan bien nos trataban.
Como eliminar de la cabeza, mi visita a Ciudad Real, aquella preparación para la próxima puesta en escena de aquella obra de teatro, las charlas de política que mantuvimos junto con tus amigos en el parque sentados en corro, la verdad es que debería de hacer más locuras, más visitas sorpresa.
No puedo pasar por alto y no mencionar, el paseo por el parque Simon bolibar, recorrer los columpios para que ella fuera a jugar, mientras nosotros conversabamos, poder abrazarte después de tanto tiempo de amistad, ir a comer juntos, jugar con ella en el coche, mientras me regresabais al hotel... sin olvidar la agradable tarde con tu madre, recorriendo media ciudad, acompañandola a llevar una carta.
Recuerdo cuando Juwa llego a mi vida, recuerdo los buenos momentos que los 3 pasamos juntos, recuerdo enseñarte a darle de comer, a masajearla para que hiciera sus necesidades, recuerdo las risas mientras ella disfrutaba escalando el tronco de los arboles, recuerdo los picnis espontaneos entre tu casa y mi trabajo, recuerdo el diminuto bolsillo que tu ropa tenía, y como Juwa se las ingeniaba para acceder y resguardarse.
Recuerdos con personas maravillosas que inundan mi mente y los cuales podría llegar a plasmarlos uno detras de otro, con detalles que recorren la profundidad de mi mente. Tal vez otro día más, tal vez otro largo y calido escrito.
Eskerrikasko!