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jueves, 24 de enero de 2019

Ven

Me digiste que no venias, que no llegabas, que te quedabas ahí, desaparecido, sin contacto con el exterior. Te quedabas ahí, quieto, pensativo, con mirada apagada, desvanecido, te quedabas ahí, digiste, pero abro los ojos y te veo aquí, te veo sonriente, observo tu interior, observo tu agonia, esa paz que ya no existe, deprimente.

Colapsado por el ajetreo, por esa contaminación acustica que todo lo ensucia, te quedas en silencio, mirando a la nada, intentando eliminar de las ideas, esas noches de tensa calma. 

Hay dias que no duermes, que solo piensas, que das vueltas en la cama, te enrredas en los pensamientos y te estrellas. 

Te levantas, miras a tu alrededo y te paras, te vuelves a la cama, te tapas, te resguardas.

Te resguardas de todo ese caos, de esas voces que no cesan, de esos escritos que no llegan, de esos silencios que no se escuchan, de esos gritos que no se aprecian, de esos, de esos que te miran y no te saludan, que te saludan y no te miran, que te miran y te ensucian, te resguardas. 

Odio y tensa calma, interiores vacios, criticas desmesuradas, ruido.

Ruido proyectado en todas direcciones, direcciones participes del aplastamiento, al cual, día a día te someten.

Te someten y no te enteras, te gritan pero no lo aprecias, te maltratan y no te quejas.




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