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lunes, 17 de marzo de 2014

Día de domingo

Tras un domingo de trabajo, me aventuro en el tranvía que me traerá a casa y observando como en la próxima parada se suben dos mujeres, madre e hija, ambas inglesas, mis ojos siguen el corto trayecto de la madre con su muleta, la cual acompañada de la hija, llega al asiento de enfrente y notando que caerá al suelo, agarrándola de la mano, procuro que se siente sin mayor preocupación, para luego ver como mirándome a los ojos y con la mano agarrada todavía me da las gracias una y otra vez... mientras le digo que todo esta bien y que no pasa nada, más tarde, nueva operación, ayudola a levantarse y nuevamente las gracias de forma intensa... Tardes en las cuales uno intenta recorrer con la mente las corrientes de agua que golpean su cuerpo, cerrando los ojos para llegar a visualizar otro lugar o simplemente no visualizar nada, mientras dos chicas se aproximan con una pelota de playa, lentamente, agitando el agua y rompiendo de algún modo esa "tranquilidad" formada. Mi mente se vuelca en la pelota y por arte de magia, la pelota llega a donde estoy yo, de modo que regreso la pelota a una de ellas, y al poco un golpe y posteriormente el agua de la piscina, regresa la pelota a mi y nuevamente la misma operación. Sin quererlo ni intuirlo me encuentro jugando a devolver una pelota mientras las risas de complicidad de las dos chicas llegan a hacer de mi soledad, una bonita forma de terminar una tarde.

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