Hay quien pide respeto, y el respeto primero, hay que ganarselo.
Hay quien pide respeto a las victimas, cuando victimas hay en todos lados, en todos los rincones y cunetas.
Hay quien pide (por considerar humillante a las victimas, sus victimas), prohibir actos de recibimiento a ciudadanos que cumplieron integra su condena a miles de kilómetros alejados de sus familiares. Cuando las otras victimas, esas que no reciben ayudas, esas que desconocen el paradero de sus familiares torturados, asesinados y desaparecidos, esas que son humilladas por los mismos que piden respeto, esas victimas que siguen viendo calles con nombres del generalísimo, o que de sus impuestos, deben de pagar el mausoleo del dictador, que no murió, ni descanso en paz.
Hay quien habla de Libertad de prensa, de respeto a los derechos humanos, de ausencia de torturas en el estado español, curiosamente hace unos días, ese estado del cual marta sanchez, no ve oportuno pedir perdon, y esta tan orgullosa, era condenado a indemnizar por "malos tratos" a dos ciudadanos vascos a manos de la guardia civil.
Curiosamente, hace 15 años, esa misma guardia civil, cerraba el mayor periodico editado en lengua vasca (Egunkaria), y torturaba a sus directivos. Prácticamente la mayoria de los medios de comunicación españoles, hicieron caso omiso al atropeyo de libertades. Lamentablemente para cuando años mas tarde los tribunales, absolvieron de todo cargo imputado por terrorismo tanto a sus responsables, como al propio medio de comunicación, el daño ya estaba hecho.
Pero hay quien pide respeto... y habla de igualdad... y sobre todo, de libertad de prensa y democracia. Mientras que su partido, mantiene en cunetas a familiares de victimas que (según este partido) deberían de olvidar el pasado y ya de paso, pedir perdón.
Mantiene en las carceles a gente por cantar letras que escupen las verdades que a los herederos del franquismo no les gusta oír.
Mantiene en las carceles a gente, por pensar diferente, se inventa condenas y leyes para prolongar su cautiverio, mientras libera e indemniza a todos esos torturadores y asesinos que con un cara al sol y vivas al paticorto, piden que se respete su presunción de inocencia, piden que se olvide y archiven las causas, por falta de pruebas, por vejez o por ser acontecimientos lejanos.
Hay quien pide respeto, y el respeto, primero, hay que ganárselo.
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