Vistas de página en total

jueves, 4 de junio de 2015

Esperas..

Hay esperas que si bien son buenas para recapacitar, pensar, maravillarnos y a la vez desmotivarnos, son terminantemente destructivas con la tranquilidad o tal vez monotonía que, durante largos meses hemos tenido a nuestro lado. Pausas que, tras su fin, pudieran-nos acarrear, una euforia seguida por el stress de saber que acaba una fase y con esta empieza la férrea carrera de tener que dejar todo y volver a empezar en un lugar desconocido y por ende lleno de incertidumbre que, para mal o para bien, de alguna manera siempre añoramos. Por contra, pudiera ser, que tras la espera, la respuesta a recibir no fuese la que esperamos o tal vez no la que nos negamos a aceptar como buena. Lamentablemente no estamos por la labor de recapacitar, apenas nos damos un respiro, un regalo, un momento, un pensamiento, en el cual perdernos y pasar nuestro tiempo, disfrutando de nosotros mismos, sin mas interés que el satisfacer nuestro interior, sin mas murmullo que nuestra respiración, sin más tarea que no tener tarea. Estamos obsesionados con lograr todo a la primera, con cumplir con todos los cometidos, con acelerar el paso, con llegar cuanto antes, con destruir el tiempo que para bien o para mal, una vez que pasa no se vuelve a recuperar. Queremos las respuestas para ayer, no aceptamos una interrupción en el camino, tampoco entendemos que, aveces, el no hacer nada es hacer mucho, que el pensamiento puede ser el mejor deporte y que el recapacitar la mejor manera de conocernos, de conocer lo que hacemos, por que lo hacemos, con que motivo y a que precio. Nos enseñan a competir a no pensar, a ser inútiles sin el uso de tecnología. Nos recriminan no hacer nada, nos miran de mala manera si nos salimos de las reglas impuestas, si pensamos diferente a lo que la mayoría espera, si derrochamos nuestro dinero en programas no acordes con el pensamiento capitalista. Si gastamos nuestro sudor en eliminar ese sudor. Pero, se quiera o no, hay veces que no podemos hacer otra cosa que pensar, esperar, recapacitar, asimilar las diversas opciones y, nos guste o no, disfrutar de nuestro stress, que este, nunca nos dejara solos y para bien o para mal siempre nos traerá la grata compañía de la incertidumbre. Un buen trío para una espera que recién empieza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario