Amabilidad perdida

Encontramonos en un mundo donde la malicia esta al orden del día, donde nos preocupamos más por alguien que quiere ser amable con los demas y pasamos de largo ante situaciones cotidianas que distan mucho del bienestar de las personas y animales. Se nos hace dificil de imaginar que ante una falta de algún suministro, nadie venga a facilitarnos lo poco que tiene. Contabilizamos la felicidad, acorde al gasto que realizamos, las cosas que tenemos o mismamente los recursos (dinero...) que pudieramos ganar... observando con extraña mirada la felicidad de las personas con pocos recursos, no comprendiendo de ninguna de las maneras, que nunca hizo falta dinero ni riqueza, para poder ser feliz. Nos extrañamos al observar, como un presidente de un pais, como es Uruguai, gane lo justo y necesario para vivir de una forma austera, nos es extraño imaginar que hay politicos, presidendes, que no ven satisfecha su vida por el dinero robado al pueblo, sino, que ven satisfecha su vida por lo aportado al mismo. Nos hemos olvidado, nos hemos querido olvidar, que un cafe tomado en la compañia de la gente, un paseo por la orilla del mar o por la montaña, una charla en cualquier momento del día, o un simple abrazo, lleno de energía, es más gratificante que una propina obtenida por el jornal realizado. Llegamos a un momento en el cual, las conversaciones quedan en un wassap, los encuentros son acompañados, invadidos y mutilados por las nuevas tecnologías, donde los abrazos que pudieran darse son realizados sin sentimiento de causa y donde premia antes el trabajar para empobrecerse que el empobrecerse para ser feliz.