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martes, 2 de diciembre de 2014

Violencia

Momentos de la vida, en los cuales nos suceden determinadas vivencias que quedan grabadas en el interior de uno y sin darnos cuenta, hacen que cambiemos, que cambie nuestra personalidad, nuestro comportamiento, que lleguemos a estar más atentos, que logremos dormir cortos lapsos de tiempo y que hagan que tengamos un reloj interno que nos despierte diariamente a una o unas horas determinadas. Sucesos en una democracia plagada de incertidumbre, donde a uno lo detienen en un control policial, lo retienen durante largas horas, recibe golpes, pisotones, empujones, puñetazos, insultos, gritos, amenazas y tras firmar un atestado falso por no ir detenido a esas dependencias policiales, de las cuales no son pocos los que han salido muertos o simplemente han desaparecido... se encuentra con que su teléfono queda pinchado, los seguimientos están a la orden del día y tras varios meses, termina siendo citado en la audiencia nacional, con escasos días de margen para poder hablar con el abogado. Circunstancias, en las cuales, como ocurría con la película de Matrix, siempre se te queda la duda de que hubiera sucedido si en vez de firmar el atestado, hubieras negadote a ello y hubieras dejado que te llevaran a dependencias policiales para quedar incomunicado y vivir en carne propia las salvajadas de las que esas sucias paredes son testigo. Lamentablemente no existe maquina, salvo nuestros sueños, en la cual podamos regresar al pasado y optar por tomar otra decisión mientras ves como sacan los grilletes para llevarte esposado, pasado que se hace presente en las fantasías de las cuales nuestra mente nos nutre, en las que rara vez no nos vemos envueltos en persecuciones policiales, asesinatos, torturas, violaciones o nuestra propia muerte. Sueños que se repiten, si bien con sitios y gente diferente, día tras día, durante largos años, llegando a convertirse las noches, en un mundo de película, la cual gustosamente sería filmada por algún director de cine. Me hablan de democracia, pero niegan los casos de tortura en dependencias policiales. Me hablan de reparación de daños a las victimas, pero niegan que existan victimas policiales, parapoliciales, victimas del gobierno... Me piden que condene la violencia, mientras yo solo veo su violencia y claro que la condeno, pero para ellos, esa violencia se torna en democracia. Me hablan de libertad de expresión, pero solo veo diarios clausurados, gente en la cárcel por pensar diferente, ilegalización de partidos políticos, persecución de ideas. Siempre me queda la posibilidad de limpiar mi mente y olvidar todo, pero toda vivencia es un aprendizaje y todo aprendizaje sirve para avanzar. Avanzar, no queda otro camino que avanzar. Y si psicologícamente nos pudieron lastimar, psicologicamente podremos nutrirnos de su odio, para con una mirada, verlos quemar, lamentar y desvanecerse en un lento y doloroso viaje del cual nuestra sonrisa sea su verdugo y nuestros sueños su tumba.

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